Autor: Rüdiger Dorn
Jugadores: 2 - 4
Duración: 60 min.
Ficha en BGG
Hoy voy a reseñar un juego ya algo antiguo, precursor de los tan actuales movimientos por el tablero al estilo mancala, pero que me sigue gustando bastante y llevo tiempo queriendo comentar.
Versalles, corte de Luis XIV. Alrededor del Rey Sol se sitúan los distintos personajes de la corte representados por losetas, colocados según el grado de proximidad al monarca y formando una cuadrícula. Estos personajes nos pueden conceder favores (valiosos objetos, dinero o puntos de prestigio) si somos capaces de ejercer suficiente influencia sobre ellos. Con estos objetos cumpliremos ciertas misiones que se nos han encomendado, consiguiendo así más puntos de prestigio y algunas ventajas para seguir moviéndonos por la corte.
Versalles, corte de Luis XIV. Alrededor del Rey Sol se sitúan los distintos personajes de la corte representados por losetas, colocados según el grado de proximidad al monarca y formando una cuadrícula. Estos personajes nos pueden conceder favores (valiosos objetos, dinero o puntos de prestigio) si somos capaces de ejercer suficiente influencia sobre ellos. Con estos objetos cumpliremos ciertas misiones que se nos han encomendado, consiguiendo así más puntos de prestigio y algunas ventajas para seguir moviéndonos por la corte.
Mecánica.
Los favores de los personajes se obtienen principalmente colocando una mayoría de fichas propias (fichas de influencia) sobre ellos, aunque en ocasiones también podremos pagar para obtener el favor. En todo caso, las losetas de personaje muestran dos caras con distintas condiciones para obtener su recompensa y, una vez usada una loseta, se volteará para la siguiente ronda de juego. Las fichas de influencia además son limitadas y, a medida que las gastemos, tendremos que conseguir más.
Para conseguir más fichas de influencia y moverse por el tablero se juegan cartas desde nuestra mano, repartidas al azar y en igual número cada ronda, que de nuevo representan a los personajes de la corte. Descartar simplemente una carta nos proporciona fichas; jugar una carta nos da la opción de movernos por el tablero colocando influencias: partiendo del personaje mostrado en la carta podremos colocar hasta 3 influencias sobre otros tantos personajes adyacentes, pudiendo colocar más fichas sobre algún personaje pero visitando a menos.
Conclusión.
Dentro de una caja de tamaño reducido (colección ALEA) y con una estética bastante singular (de sabor un tanto añejo ya en su momento) encontramos lo que se suele denominar un pequeño gran juego que combina mayorías, gestión de mano y cumplimiento de objetivos.
Asegura una sesión de juego con interacción y rivalidad porque todos los personajes otorgan recompensas en cada turno pero no todos los jugadores las podrán conseguir, o al menos no a igual precio, por lo que se genera una interesante y constante competencia por influir de forma eficaz al mayor número posible de personajes de los que sacar beneficio. Básicamente, cada loseta ofrece algo y todo interesa, así que se trata de maximizar jugadas (atención jugadores con AP!). Por contra, la interacción entorpece la escalabilidad: a menor número de jugadores menor diversión.
Eminentemente abstracto como corresponde a un eurogame de corte clásico, los turnos tienen un desarrollo sencillo y las partidas suelen ser rápidas (son 4 turnos por partida). Y bueno, aunque no es la panacea de la rejugabilidad en cuanto a que siempre es el mismo esquema de juego las partidas son siempre interesantes y disputadas.
Para conseguir más fichas de influencia y moverse por el tablero se juegan cartas desde nuestra mano, repartidas al azar y en igual número cada ronda, que de nuevo representan a los personajes de la corte. Descartar simplemente una carta nos proporciona fichas; jugar una carta nos da la opción de movernos por el tablero colocando influencias: partiendo del personaje mostrado en la carta podremos colocar hasta 3 influencias sobre otros tantos personajes adyacentes, pudiendo colocar más fichas sobre algún personaje pero visitando a menos.
Conclusión.
Dentro de una caja de tamaño reducido (colección ALEA) y con una estética bastante singular (de sabor un tanto añejo ya en su momento) encontramos lo que se suele denominar un pequeño gran juego que combina mayorías, gestión de mano y cumplimiento de objetivos.
Asegura una sesión de juego con interacción y rivalidad porque todos los personajes otorgan recompensas en cada turno pero no todos los jugadores las podrán conseguir, o al menos no a igual precio, por lo que se genera una interesante y constante competencia por influir de forma eficaz al mayor número posible de personajes de los que sacar beneficio. Básicamente, cada loseta ofrece algo y todo interesa, así que se trata de maximizar jugadas (atención jugadores con AP!). Por contra, la interacción entorpece la escalabilidad: a menor número de jugadores menor diversión.
Eminentemente abstracto como corresponde a un eurogame de corte clásico, los turnos tienen un desarrollo sencillo y las partidas suelen ser rápidas (son 4 turnos por partida). Y bueno, aunque no es la panacea de la rejugabilidad en cuanto a que siempre es el mismo esquema de juego las partidas son siempre interesantes y disputadas.
Complejidad: 3/5
VALORACIÓN: 4/5
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